How to Create an Effective Design Portfolio
12 de enero de 2022
Hace unos meses, sentía que mi matrimonio se estaba tambaleando. Soy mamá de dos niños que van en la primaria, y, entre sus tareas, mis pendientes de la casa y las discusiones con mi esposo, llegué al punto de sentirme saturada. Me daba mucha angustia pensar que mis hijos pudieran vernos peleando todo el tiempo, pero la verdad es que yo tampoco sabía cómo manejarlo.
Un día, en la escuela de mis hijos, escuché que otras mamás hablaban sobre un lugar llamado Veriedu. Mencionaron que daban asesorías para familias y que las habían ayudado a mejorar la comunicación en casa. La verdad, en ese momento me dio un poco de vergüenza la idea de platicar mis problemas con extraños, pero sentía tanta necesidad de un consejo que me animé a preguntarles más.
Fui a mi primera sesión de asesoría con el estómago hecho nudo. Me recibieron con mucha calidez y me explicaron cómo funciona la asesoría familiar. En esa plática me escucharon sin juzgarme, algo que me reconfortó mucho porque sentía que nadie me entendía. Me ayudaron a darme cuenta de que no era la única que pasaba por momentos difíciles y, sobre todo, que sí había formas de mejorar.
Después de esa primera vez, hablé con mi esposo. No voy a mentir: al principio él se mostraba algo renuente, pensaba que no necesitábamos que nadie nos dijera qué hacer. Pero le expliqué lo bien que me sentí al desahogarme y, poco a poco, logré convencerlo de tomar las sesiones en pareja. Conforme fuimos avanzando, empezamos a practicar ejercicios de escucha y confianza, y nos animaron a sacar nuestros resentimientos de una manera más sana.
Las primeras semanas no fueron fáciles: a veces llegábamos con coraje acumulado y salíamos de la sesión con las emociones a flor de piel. Sin embargo, aprendimos a identificar esos patrones que nos hacían discutir una y otra vez, y, lo más importante, a buscar soluciones en conjunto.
Conforme fuimos soltándonos, notamos cambios claros en casa. Mis hijos ya no se tensaban al vernos platicar; más bien, se acercaban a nosotros con tranquilidad. La verdad me conmovió mucho cuando mi hijo mayor me dijo: “Mamá, siento que ya estás más tranquila”. Fue como una confirmación de que estábamos dando el paso correcto.
Hoy en día, sigo trabajando en mi relación con mi esposo, pero, gracias a la asesoría en Veriedu, hemos encontrado formas de llevarnos mejor. No es que todo sea perfecto, pero ahora contamos con herramientas para dialogar, para ser más pacientes y, sobre todo, para cuidarnos como familia. Cada vez que recuerdo lo angustiada que me sentía, agradezco haberme atrevido a buscar ayuda.
Comparto mi historia porque creo que, en algún momento, todos podemos sentirnos rebasados por las presiones diarias y las expectativas de la vida en pareja. Espero que si alguien está pasando por algo parecido, se anime a buscar orientación. A mí me cambió la perspectiva y estoy convencida de que a muchas personas también les puede servir. Y, al final, ver sonreír a mis hijos y saber que estamos recuperando nuestra armonía familiar es lo más valioso que he obtenido de todo esto.